Asaf Pelled, ¿cómo ser Judío y creer en Jesucristo?
Asaf Pelled fue criado en un kibutz, como un Judío ateo. Leyendo el Nuevo Testamento, él descubre que seguir a Jesús hace de él un Judío verdadero y más profundo. Observe su testimonio: Asaf Pelled, «¿cómo ser Judío y creer en Jesucristo?»
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Hola. Shalom. Mi nombre es Asaf Pelled. Soy nacido en Israel, en 1980. Nací y me crié en el kibutz Ruhama, en el sur de Israel. Soy hijo de un miembro de un kibutz Israelí y de una mujer Holandesa, que vino como voluntaria a Israel. Básicamente nacido y criado como un niño de kibutz, al igual que todos los demás niños del kibutz, nada especial acerca de mí. Y al crecer, he recibido la misma educación. Fui criado como un Judío ateo, algo que mucha gente ve como anormal, algo que no puede ser, pero nosotros lo hicimos una realidad, para mostrar al mundo que un Judío puede ser Judío, sin creer en Dios, sin tener ninguna relación con el Dios de la Biblia, ni con la Biblia misma. Pero siendo Judíos, no podíamos dejar de lado muchos de los símbolos Judíos, como el Sabbat, al igual que las fiestas Judías, así como todos los tipos de hitos que pertenecen al Judaísmo tradicional. Nosotros intentamos quitarles su conexión con Dios, pero, no obstante, nos mantuvimos en ellos. Y fue así por bastantes años. Y luego, en mis años de adolescencia, cuando muchos de nosotros comenzamos a pensar acerca del mundo que nos rodea, ¿Quién soy yo? ¿Quién soy en relación con mis padres, mi familia, la sociedad en la que me encuentro, y con el mundo en general? Este fue un tiempo en que yo estaba empezando a pensar más filosóficamente acerca de los grandes interrogantes de la vida. ¿Quién soy y qué hago aquí en la Tierra? Y hasta ese momento, yo daba una respuesta muy secular y atea a estas preguntas: Estoy aquí porque evolucioné de los simios, y estoy aquí para sacar de la vida el máximo de provecho. Habría sido así por un buen tiempo más, pero en algún momento, Dios entró en escena en mi vida. Y, de repente, yo, una persona muy racional, alguien que siempre trata de entender lo que esté delante de mí y que sólo piensa en lo que se pueda probar, llegué a la conclusión de que hay un Dios. Fue muy extraño al principio. Porque yo no era un hombre religioso, no tenía mucho contacto con personas religiosas, a quienes pudiera ver como inspiradoras, o que tuvieran una experiencia válida, personas como los Judíos. De repente, yo no podía negar que hay un Dios. Y Lo vi por todas partes. Vi su mano en la naturaleza, en los acontecimientos que tuvieron lugar en nuestro país. Todavía no sabía quién es este Dios. Ya no podía negar su existencia, sino que podía ver que sí hay un Dios. Así que hice lo que estaba a mi alcance. Fui a buscar a este Dios, para tratar de averiguar quién es Él y cómo Él podría revelarse. Y yo siempre digo que si quieres buscar a Dios o a una deidad en Israel, puedes buscar por mucho tiempo. Así que, básicamente comencé de la manera más simple, haciendo contacto con un rabino ortodoxo y teniendo algunas conversaciones con él, algunos estudios bíblicos. Y después de eso, exploré también un buen número de otras opciones. Y cada vez, aunque muchas de las opciones parecían válidas en el momento, había una suave y pequeña voz, que me decía que no era eso. Así que, básicamente, seguí adelante en mi búsqueda de la verdad. Entonces sucedió algo que no esperaba. Encontré en nuestra casa, escondido en algún lugar, un Nuevo Testamento en Hebreo, que mi madre, cuando vino como voluntaria a Israel, recibió de una voluntaria cristiana que trabajaba en nuestro kibutz. Y en él, aquella dama escribió: “Espero que tú y tu marido (mi madre ya estaba casada en ese momento) verán la luz a través de este libro.” Y a pesar de que no tuvo un efecto en ellos en ese momento, éste fue el libro a través del cual me encontré con Jesús por primera vez. Leyendo en las páginas del Nuevo Testamento, y leyendo a través de los Evangelios, fui conmovido. Básicamente, lo que más me conmovió fue la autoridad con la que Jesucristo hablaba. Algo que los escritores de los Evangelios mencionan una y otra vez: que la gente se admiraba de que Jesús no hablaba como cualquier otro escriba, sino como quien tiene autoridad, como Dios mismo, el Hijo de Dios. Aunque en ese momento yo no entendía exactamente qué tenía todo eso que ver con mi vida, yo sabía que mi búsqueda para encontrar a Dios se centraba en torno a esta figura, en torno a esta persona de Jesús. Y para resumir un poco, un par de años más tarde, en 1988, mi familia y yo vinimos a los Países Bajos, a través de una cadena de eventos, y al final, me encontré en Holanda, en un país donde hay tantas iglesias para elegir, que tu cabeza podría girar. Y simplemente me hice parte de una iglesia Bautista, pensando que ellos me podrían decir más sobre quién es este Jesús. Y a partir de ese momento, mi testimonio se asemeja en muchos aspectos al de los cristianos normales. yo simplemente asistí todos los domingos a la iglesia y escuché las explicaciones de la Biblia, Escuché cómo los acontecimientos del mundo y los acontecimientos de mi vida, se relacionan con Jesucristo. También vi en la práctica quienes son los cristianos, cómo se enfrentan a los problemas en sus propias vidas, a las preguntas, las dudas, los temores; y, básicamente, vi a Jesús en acción. Vi cómo Él trabaja, cómo Él vive entre su pueblo. Eso es lo que me hizo un cristiano. Y a través de todo este proceso, también estaba la pregunta: ¿Cómo puedo yo, siendo Judío, convertirme en un cristiano? ¿Cómo puedo decir sí a Jesús, en cuyo nombre, mi pueblo ha sufrido por miles de años? Una y otra vez me fue mostrado, a través de la Biblia, a través de otras personas cristianas, a través de las palabras de Jesús, que el mensaje de Jesús nunca ha sido un mensaje de guerra y odio, sino de amor y sacrificio al Dios de la Biblia, al Dios de Isaac, de Jacob; a Israel. Ahora veo y creo que no hay disonancia entre el hecho de que yo sea Judío y que crea en Jesús. Es aún más fuerte. El hecho de ser un seguidor de Cristo me hizo un verdadero Judío, más de lo que mi padre jamás podría haber sido. Esto es básicamente a lo que me gustaría desafiarte a tí, el oyente, a pensar en esto y orar Si acaso este Jesús podía hacerte un no-Judío si crees en Él,o si, por lo contrario, Él podría hacer de tí un verdadero Judío, un Judío más profundo de lo que nunca hubieras imaginado posible.
Asaf, me impacta muchisimo tu testimonio. En este momento, me encuentro en un proceso de cuestionamiento religioso o mejor de relación con Dios. Pero mi proceso es contrario, soy católica, estuve casi un mes en Israel, de hecho viviendo en un kibbutz en el sur, y tengo que decir que me encuentro identificada con el judaismo, hace varios años que he venido estudiando la corriente Kabalistica y quisiera seguir profundizando en sus enseñazas y preceptos, tanto que he pensado en hacer el proceso de conversión. Sin embargo, comparto contigo el pensamiento del mensaje de amor de Jesús, así que es confuso. Sería interesante conocer más en detalle tu experiencia.
Yo soy judia, sigo creyendo que Jesus dio la vida por nosotros 🙂 Gracias por el testimonio