Daniel Rozen, del odio al amor, un testimonio desde Sión

Daniel RozenDaniel creció con mucho odio hacia los Rusos y los Alemanes. “Desde el momento en 1991, cuando me convertí en un creyente en Jesús como el Mesías, mi vida nunca volvió a ser la misma!” El amor vino a ocupar el lugar del odio.

Miedo y vergüenza

Como hijo de una sobreviviente Judía del Holocausto, desde muy temprana edad fui consciente de la historia reciente de mi pueblo. Los recuerdos estaban aún muy frescos. Mis padres y los miembros de la familia muy a menudo me lo contaban. Eran historias de miedo, vergüenza y asesinato. Yo odiaba a los Rusos y a los Alemanes por lo que habían hecho.

Jerusalem

Cuando era joven me fui a vivir a Jerusalén, donde trabajaba en un hospital como fisioterapeuta. Allí entré en contacto con voluntarios de todo el mundo. Un día fui invitado por alguien de los Países Bajos para asistir a una reunión de creyentes en Jerusalén. Fui por curiosidad.

Mi corazón fue tocado

Lo que más me impresionó no fue tanto los himnos, sino el amor y la amabilidad de esos creyentes. Me dieron la sensación de que mi vida era valiosa y que me aceptaban.
Como un verdadero israelita estaba orgulloso de nuestro conocimiento de Dios y los profetas. Pero yo no podía comprender el significado de lo que Jesús había hecho. Un año más tarde me di cuenta que tenía que tomar una decisión. El Espíritu Santo me convenció de que una nueva vida comenzaría para mí si yo aceptaba a Jesús como el Mesías. Y así fue que me decidí a seguirlo.

Liberado del odio

Durante una reunión un hombre de Austria repente vino a mí, cayó llorando a mis pies y me preguntó si querría perdonar a su pueblo por lo que habían hecho con nosotros durante el Holocausto. Piedad y el amor del Señor por este hermano fluyeron a través de mí. A partir de ese momento el Señor Jesús me sanó y me liberó del odio que había llevado conmigo durante tanto tiempo. Nos abrazamos el uno al otro.
Ahora veo también cómo el Señor está obrando al usarnos a nosotros para llevar el Evangelio a los árabes y los Judios.
Es también mi profundo deseo y oración que Dios revele a muchas personas Su plan para Su pueblo y su país.