Joan Schumacher, «¡Él me ha liberado!»
Para mí, el ser parte del cumplimiento de la Ley es una fuente constante de alegría. Yeshúa ha cumplido la ley, y por lo tanto, a través del arrepentimiento y la fe en Él, puedo yo ser parte de ese cumplimiento. A pesar de haber oído muchas mentiras acerca de Yeshúa en los primeros 32 años de mi vida, el Espíritu Santo me cubrió y me llevó a la fe. La ley me convenció de pecado y me mostró que, en mis propias fuerzas, nunca podría alcanzar su perfección moral. En piadosa tristeza, me arrepentí de mi pecado contra Dios Todopoderoso y puse mi fe y confianza en Yeshúa HaMashiaj, en Su impecable cumplimiento de la profecía mesiánica, en Su obra completada en la cruz y en Su victoriosa resurrección.
Educación Secular
Cuando era niña, asistía a una sinagoga conservadora en un suburbio de Los Ángeles. Nuestra familia practicaba la religión nominalmente, pero no tenía una relación personal y reverente con Dios. Fui a la escuela dominical durante algún un tiempo y asistí a un año de escuela hebrea. Mis dos hermanos mayores tuvieron su bar mitzvá, pero mi hermana y yo no tuvimos un bat mitzvá. En lo sucesivo, nuestra familia rara vez asistió a los servicios. Siendo adolescente, una vez asistí a un servicio en la sinagoga porque estaba buscando a Dios, pero no Lo experimenté allí. Para mis padres, la Biblia no era un libro vivo. Ellos no oraban, a excepción de repetir algunas de las oraciones de la Hagadá del Séder. Por un lado, ellos decían que Yeshúa era, en el mejor de los casos, un buen hombre; pero por otro lado, ellos afirmaban que si un judío llegase a creer en él, sería la cosa más terrible que podría hacer, y perdería su identidad judía. Parecían vincularlo a horrores tales como el Holocausto. Irónicamente, este tipo de crímenes fueron en realidad hechos contra Jesús, porque «la salvación viene de los judíos». El mal siempre está tratando de detener al Hijo de David.
Clamando a Dios
Recuerdo que, cuando niña, a veces tenía sueños acerca de Dios, en los que Él me llamaba con su voz. Sin embargo, había oído tantas mentiras acerca de Él y de Yeshúa, que aquellas mentiras me impidieron alcanzar la salvación hasta que ya fui adulta. Por ejemplo, se me había dicho que no existe el pecado original, ni el pecado personal, y que, cuando morimos, se acaba todo, que no hay juicio, infierno o cielo. A veces, se me dijo que las personas «buenas» se van al cielo, pero, por supuesto, era un “cielo” creado por la gente. En mi adolescencia y juventud, tuve una vida difícil. Sin embargo, Dios me protegió varias veces, incluso de lesiones físicas. Finalmente, a los 32 años, me desplomé física y emocionalmente, y continué suplicando por ayuda. A mi manera, clamé a Dios, y esta no fue la primera vez que clamé a Él. A menudo, le había escrito u orado. Por ejemplo, cuando tenía como 29 años, le dije que Él sería el primero en mi vida. Esto fue sin que yo realmente entendiera el primer mandamiento. Era el Espíritu Santo que estaba obrando en mí.
Su inmenso amor
A los 32 años, cuando nuevamente estaba sufriendo mucho, conocí a la esposa de un pastor, quien con mucha calma me habló de Él. Una de las cosas que me dijo fue que, a través de Él, yo podría tener paz a pesar de mis circunstancias. Eso fue como un bálsamo para mi espíritu. Hubo un cambio en mi corazón, que me llevó a comenzar a leer la Biblia y a abrirme a Él. La Palabra se volvió viva para mí, con el Espíritu Santo como mi maestro. Una de las cosas que aprendí es que la paz es un fruto de la salvación. Comencé a amar a Yeshúa, y mi amor y gratitud aún se continúan profundizando y expandiendo. Tuve que aprender, sin embargo, que Él murió por mi pecado y mi transgresión de su ley; mis pecados, versus Su hermosa santidad. Entonces, realmente empecé a entender y a apreciar Su insondable, inmenso amor sacrificial por mí.
Libre
Después de haber sido salva, quise obedecer Su Ley, pero no como una religión, sino como un acto de profunda gratitud hacia Aquél, quien es el único que ofrece amor perfecto y maravilloso. Jesús es todo para mí. En mi vida cotidiana, me encanta obedecer la Gran Comisión. Por supuesto que tengo dificultades y también bendiciones en esta vida, pero éstas palidecen en importancia, comparadas con Su amor.
Eternamente fiel, Él siempre está conmigo. Isaías 43: 1-3, «Pero ahora, así dice el SEÑOR, el que te creó, Jacob, el que te formó, oh Israel: “No temas, porque yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; tú eres mío. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti. Porque yo soy el SEÑOR tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador”.»
Completados como judíos
Ahora, Lo amo y ya no soy esclava del mundo; excepto que amo a la gente de este mundo, especialmente, sus almas eternas. Tengo un gran deseo de que todos se salven. Me encanta usar la Ley para ayudar a alcanzar la conciencia de las personas, como sucedió conmigo y como sucedió con las personas mencionadas en la Biblia. ¡Cuando estamos así, convencidos, entonces estamos listos para el remedio de la Gracia! Necesitamos estar vigilantes contra el diablo, el mundo, la carne y el yo. La verdad es que Yeshúa es el cumplimiento verificable de las profecías del judaísmo. Así que cuando nos arrepentimos del pecado y tenemos fe en Él, somos completados como judíos.