Michael Solomon Alexander, el primer obispo de Jerusalén (1799-1845)
Que Michael Alexander sería el primer obispo protestante de Jerusalén era muy difícil de predecir en su nacimiento. Sus padres lo educaron según los estrictos principios del Judaísmo Ortodoxo. Michael aprendía rápido. Ya a la edad de dieciséis años llegó a ser maestro del Talmud y de la Lengua Alemana. En 1820, en su vigésimo primer año, llegó a Inglaterra a hacer lo mismo, y también para llevar a cabo los deberes de un shojet (la persona que realiza el sacrificio ritual Judío).
Entrenado en el Judaísmo
Desde su juventud en Prusia, Michael sólo había estudiado el Judaísmo. Él no tenía el más mínimo conocimiento acerca de la Cristiandad, y ni siquiera sabía de la existencia del Nuevo Testamento. Su conocimiento de Cristo estaba limitado a algunos insultos.
Después de algunas decepciones en Londres, decidió trasladarse a Colchester. En una de las calles de Colchester, un volante despertó su curiosidad. Era el anuncio de la Reunión Anual de la Sociedad de Judíos de Londres, una organización que distribuía el Nuevo Testamento entre los Judíos. Michael quería saber más acerca de eso. Obtuvo un Nuevo Testamento y comenzó a leerlo.
En busca de la verdad
En 1821, Michael se casó con la señorita Levy, en Plymouth, donde fue nombrado rabino. En la providencia de Dios, Michael hizo amistad con el Reverendo Golding, a quien le dió lecciones en Hebreo.
Después de mucho conflicto interior, llegó a la conclusión de que tenía que reconocer la verdad del Nuevo Testamento. Michael solía escabullirse silenciosamente hasta la iglesia de Golding los domingos por la noche, y escuchaba en la penumbra las canciones de alabanza cristiana. No pasó mucho tiempo antes de que sus hermanos Judíos se enteraran de esto. Fue descalificado como rabino. Ahora podía asistir abiertamente a los servicios de su amigo.
Sacerdote y misionero
Cuando fue bautizado en la Iglesia de Anglicana San Andrés, en 1822, el interés era abrumador. A la edad de 28 años, Michael fue ordenado diácono en Dublín. Era muy raro en esa época que un ‘convertido’ Judío tuviera un oficio eclesiástico. Más tarde fue incluso ordenado sacerdote. Cuando Michael se unió a la Sociedad de Judíos de Londres, pudo llegar a ser misionero entre los Judíos. Primero en Danzig (1827-1830), y más tarde en Londres (1830-1841). Él testificó a su hermano, que era rabino en Posnania (Polonia): ‘Yo era una oveja por mal camino, lejos de la grey de mi Salvador, no consciente del Señor que me compró’.
Obispo de Jerusalén
Después de su profesorado en Londres, en 1841, Alexander fue ordenado como el primer obispo Anglicano de Jerusalén. En su último sermón en suelo Inglés habló sobre Hechos 29:22-24: «Y ahora, he aquí, yo voy atado en el espíritu a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer…’.
Sirvió en Israel durante sólo cuatro años, pero aquellos fueron años de abundancia. Muchos Judíos encontraron a su Mesías. Con su repentina muerte, en el otoño de 1845, se produjo el fin de una vida de servir y dar testimonio de su Señor y Salvador, Jesús el Mesías.